SU IMPORTANCIA PARA LA CIENCIA ARQUEOLÓGICA
La tierra está sujeta constantemente a factores de diversa naturaleza que poco a poco la van transformando en mayor o menor medida, cambiando aspectos como su forma y composición. Schiffer logró percatarse de esto, y consideró que los cambios que afectaban la morfología de la tierra también podían alterar y modificar el registro arqueológico contenido en ella. Estos cambios él los llamó “Procesos de Formación”, ya que los cambios ocurridos transcurren generalmente de una manera gradual, y al ser estos de diversa naturaleza, van modelando y dando un nuevo aspecto -alterando también la composición- a los objetos arqueológicos que han quedado bajo tierra.
Estos factores responsables de los cambios en la tierra y los cachivaches, Schiffer los clasifica en 2 tipos: factores culturales y factores no culturales.
a) CULTURALES: lo que genera el ser humano sobre el registro arqueológico: arado, excavaciones, plantaciones, huaqueos, etc.
b) NO CULTURALES O NATURALES: tiene que ver con los efectos del medio ambiente: aluviones, subidas de río, viento, derrumbes, clima, etc.
Estos factores responsables de los cambios en la tierra y los cachivaches, Schiffer los clasifica en 2 tipos: factores culturales y factores no culturales.
a) CULTURALES: lo que genera el ser humano sobre el registro arqueológico: arado, excavaciones, plantaciones, huaqueos, etc.
b) NO CULTURALES O NATURALES: tiene que ver con los efectos del medio ambiente: aluviones, subidas de río, viento, derrumbes, clima, etc.
El pensamiento clásico en arqueología tiene un fuerte énfasis en los objetos para entender el pasado, sin embargo, Schiffer da cuenta de lo relevante que puede resultar para las interpretaciones arqueológicas del pasado, comprender las conductas de los grupos humanos del presente, desde las cuales poder hacer una proyección hacia cómo pudo haber sido la vida cotidiana de nuestros antepasados.
De este modo, Schiffer define la Arqueología Conductual como el “estudio de los objetos materiales -constituyentes de la vida social- independientemente del tiempo y del espacio, con el objetivo de describir y explicar la conducta humana”. En palabras más simples, Schiffer cree que, por ejemplo un cacharrito de cerámica, podría dar pistas sobre las conductas de las personas que lo crearon, utilizaron y desecharon.
Se trata entonces de una arqueología centrada en los objetos, ya que éstos vienen a ser el elemento esencial para hacer el salto del “registro estático” -los objetos tal y cual son encontrados por el arqueólogo- hacia un “pasado dinámico”, en donde esos objetos, al igual que hoy, formaron parte de la vida diaria de las personas.
Siendo los objetos materiales, los elementos fundamentales para elaborar interpretaciones sobre la conducta humana, Schiffer propone cuatro estrategias de trabajo:
1) PASADO > PASADO
3) PRESENTE > PASADO
4) PRESENTE > PRESENTE
AH?
Es más simple de lo que parece:
El colega nos está diciendo que, por un lado, los objetos antiguos nos sirven para comprender los comportamientos pasados y también para darle un sentido a algunas conductas de la sociedad actual. Y por otra parte, los objetos que hoy en día utilizamos nos sirven para inferir tanto las conductas de hoy como el uso que los grupos humanos antiguos le dieron a dichos objetos.
Schiffer estudia el proceso de vida y de descarte de los materiales arqueológicos, es decir, desde que fueron creados hasta que fueron desechados. Des esta forma distingue dos etapas de vida del objeto:
a) Contexto sistémico: se refiere al momento en que el objeto participa del sistema social -está en uso-.
b) Contexto arqueológico: se refiere al momento cuando el objeto pierde su utilidad y es abandonado a su suerte, quedando expuesto a las incidencias de los factores culturales y naturales transcurridos en el tiempo.
Tener en cuenta todas estas consideraciones complejiza el proceso por el cual construimos nuestras interpretaciones sobre el pasado humano. Antes, la arqueología trató de establecer patrones de distribución espacial y asociaciones entre los objetos, y con eso explicar la conducta humana; en otras palabras la atención estaba puesta en la forma en cómo los objetos quedaban ordenados, y qué relaciones podrían existir entre ellos que nos dieran luces sobre el comportamiento humano. Lo novedoso en Schiffer es que introduce a esta discusión los elementos externos que pueden afectar a los materiales del pasado (factores naturales y culturales). Y esta simple consideración hace un giro radical en cómo estamos entendiendo el pasado, ya que los objetos que se presentan ante los ojos del arqueólogo nunca son tal cual cómo lo fueron hace 500 o 3000 años atrás.
En resumen, gracias a Schiffer, ahora se considera “La Historia” de los sitios arqueológicos.
Schiffer estudia el proceso de vida y de descarte de los materiales arqueológicos, es decir, desde que fueron creados hasta que fueron desechados. Des esta forma distingue dos etapas de vida del objeto:
a) Contexto sistémico: se refiere al momento en que el objeto participa del sistema social -está en uso-.
b) Contexto arqueológico: se refiere al momento cuando el objeto pierde su utilidad y es abandonado a su suerte, quedando expuesto a las incidencias de los factores culturales y naturales transcurridos en el tiempo.
Tener en cuenta todas estas consideraciones complejiza el proceso por el cual construimos nuestras interpretaciones sobre el pasado humano. Antes, la arqueología trató de establecer patrones de distribución espacial y asociaciones entre los objetos, y con eso explicar la conducta humana; en otras palabras la atención estaba puesta en la forma en cómo los objetos quedaban ordenados, y qué relaciones podrían existir entre ellos que nos dieran luces sobre el comportamiento humano. Lo novedoso en Schiffer es que introduce a esta discusión los elementos externos que pueden afectar a los materiales del pasado (factores naturales y culturales). Y esta simple consideración hace un giro radical en cómo estamos entendiendo el pasado, ya que los objetos que se presentan ante los ojos del arqueólogo nunca son tal cual cómo lo fueron hace 500 o 3000 años atrás.
En resumen, gracias a Schiffer, ahora se considera “La Historia” de los sitios arqueológicos.
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